HISTORIA

La Casa de la Turca, EL ANTIGUO BURDEL DE SAN MIGUEL

IllustrationES DEL artistA Rubén Morales

 

Painting by Jessica Antonelli

 

Desde la calle, la casa en Órganos 19 en San Miguel de Allende parecía justo como cualquier otra. Sólo a aquellos que habían ganado la confianza de Gloria León, mejor conocida como La Turca, se les permitía participar en las actividades no-exactamente-legales detrás de los gruesos muros de piedra de La Carretera, ahora Casa de la Noche. El negocio tuvo que ser guardado bajo llave: a pesar de que en ese tiempo la prostitución era legal en México, la prostitución organizada fue prohibida por ley. La Turca, una mujer hindú, grande y dura, sabía como manejar un burdel exitoso.

Era una gran cocinera y una animadora natural de modales impecables. La casa estaba siempre inmaculadamente limpia y las sábanas eran cambiadas diariamente. Los clientes venían desde la Cuidad de México para disfrutar no solo de las chicas, sino también de la buena comida, bebidas y baile. Cada Martes, las chicas tenían que ir al hospital de Relox a realizarse pruebas para detectar enfermedades venéreas. Sólo a las chicas sanas se les permitía trabajar; aquellas que se habían contagiado, no podían más que bailar con o para los clientes.

 

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Después de que las leyes en México se hicieron más estrictas y la prostitución organizada fue relegada a los distritos de la zona roja, las propiedades de Organos 19 y 17 se usaban por sus propietarios nuevos para entretenimiento más ligero. Uno de ellos, Sims Murray, se hizo famoso por dar extravagantes fiestas.

Después, él regaló su casa a su sirvente Mexicano quien la vendió a su dueña actual. Las dos casas separadas se han combinado en una, y transformado en una casa de huéspedes encantadora. Continuando con la tradición festiva, Casa de la

Noche y Casa Besos proveen espacios para reuniones familiares, bodas románticas, talleres y todo tipo de encuentros. ¡Nos encanta hacer fiestas

 

Madame Turca era conocida por su imparcialidad y generosidad con las chicas. Les permitían quedarse con el 50% del dinero que obtenían por bailes y sexo, podían tener sus propias cuentas bancarias, e incluso les permitían tomar una noche libre si lo requerían. Si alguna quedaba embarazada, no sólo podía quedarse, pero hasta podía quedarse con el bebé. Cuando La Carretera cerró, el negocio continuaba en secreto en El Tejado, la casa de al lado, actualmente Besos. 

Antes de que se les permitiera entrar, primero se inspeccionaban a todos los clientes a través de la pequeña ventana de la puerta del patio para determinar si eran clientes verdaderos u “hombres en uniforme”. Para La Turca, manejar “una clasa de placer” no era sólo una ocupación; estaba en su sangre. Años después, Enrique, un ex-empleado de La Carretera, descubrió que su restaurante La Fonda era sólo una fachada para otro burdel.

Barbara Poole y María Dolores

Video por Bill Lemoranda, entrevistas con antiguos trabajadores de Madam Turca.